sábado, 28 de marzo de 2015

Let me go.


Ahora lo entiendo, no del todo, pero quizás en mayor medida que ayer. No nos dijimos adiós. Ese fue nuestro puto problema, o al menos, el mío. No se terminó de forma abrupta, sino lenta y dolorosamente y qué quieres que te diga, sabes que prefiero morir rápido a la agonía. Y así ha sido. Insensata de mi he continuado agonizando, auto abriendo las cicatrices, para que nunca cerraran del todo, para que jamás te fueras por siempre. Pero creo que es hora. Tienes que dejar de ser mi Peter Pan, tienes que dejarme crecer e ir. Y no sé cómo lo harás si no tienes ni puñetera idea de nada de esto. Si para ti quizás dejé de existir aquella misma noche de septiembre.
No tengo ni idea de cómo lo haré, no sé si al final del día podré contar los días que no pienso en ti, aunque no hacerlo sea mi forma particular de revivirte. Lo voy a intentar, una sola vez más.

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