viernes, 4 de abril de 2014

Not today

Sentía que no podía más, había pedido que no la rompieran, y volvieron a hacerlo. No sabía cómo enfrentarse a ese sentimiento de devastación que lo inundaba todo. Después de 3 años, lo había olvidado y volvió, con promesas sin fundamento, café de 10 minutos y noches demasiado largas. La hizo sentir bien, durante unos momentos, unos instantes, porque la sensación de ir a la velocidad de la luz no está mal, un rato. Luego paras y te encuentras de frente con la realidad. Y lloras sin querer llorar, sientes queriendo ser hielo, y gritas, pero por dentro. Ahora tocaba levantarse, darse impulso, más fuerte, contundente. Sabía que esta historia sería la última de este tipo, que no volvería a dejar que comprarse un vestido bonito dependiera de nadie más que le gustara a ella, que le gustara a rabiar cómo le quedaba ese vestido.
Porque nadie se merece que le usen y le tiren, que le destrocen a placer...
Llegó el momento de empezar la cuenta atrás, de preparar, de poner una meta, e ir a por ella, ir a saco. Y el resto

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