jueves, 3 de abril de 2014

Little by little

Cuando una persona va a 200 Km/h es por que tiene prisa, y mucha. No quiere pararse a pensar, a tomar un café tranquilamente, charlando, una hora, dos, porque pararse significa darse cuenta de lo que hay, supone escuchar al otro y aprender su historia, contar sus lunares incluso analizar su perfume. Pero alguna vez en la vida tienes que aflojar, o llegará el momento de colisionar.
Y yo, justo ahora, en este justo momento, me doy cuenta de que quiero ir despacio, de que las prisas no son buenas, no conducen a nada más que a colisionar, a meterte la ostia de tu vida y quedarte hecho polvo. Y estoy lo suficientemente devastada como para asegurar que no quiero volver a correr, que prefiero llegar, a no hacerlo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario