domingo, 20 de abril de 2014

Toca sobrevivirme.

Después de varios huracanes y tempestades, quizás sigo en pié, ya ni siquiera tengo eso claro. ¿En qué momento dejé de tener el control de mi vida? ¿En qué mierda de momento toda esa guarrada de sentimiento me abordó y amordazo, tomando el mando? Joder, no puedo seguir así. Tengo que plantarme, dar un puñetazo en la mesa, o dos, pero tengo que hacer algo. Dejar de hacer depender mi vida, es secundario, ahora mismo me toca tratar de sobrevivirme.

jueves, 17 de abril de 2014

Vete de una puta vez.

Fuiste todo y nada a la vez, la tempestad y la calma, mi gran fallo. Y no entiendo por qué no logro hacerte a un lado, no me lo explico.

lunes, 7 de abril de 2014

Not this time.

Esta es la última vez que te menciono, al menos adrede. Fuiste dos semanas, quizás, tres. Un café, tres cenas, velocidad en todos los sentidos, juegos, películas... Es extraño cómo alborotaste mi mundo en tan poco tiempo, y cómo lo has dejado sumido en el más estúpido de los caos existentes.
Te dije que no lo hicieras, y lo hiciste, quizás, pensándolo fríamente ahora, debí decirte que lo hicieras, usar contigo la psicología inversa, quién sabe... Aún así, no me arrepiento. Ahora sé que no volverás y si lo haces, seré yo la que ponga muros de contención de por medio, aunque en cierto modo me gustaría que volvieras. 
Seguramente será a otra a la que agarres la mano y le digas que no tenga miedo, que confíe. Yo por mi parte sigo aquí, donde me dejaste esa noche. Con más ambición si cabe, con ganas de irme, de poner tierra de por medio, con expectativas de que otra persona me diga que confíe y esta vez pueda ser así. 
Sé que no vas a leer esto, pero al menos me queda el consuelo de saber que eras un imposible, que mi mundo y el tuyo no iban a mezclarse y que al final, soy yo por encima de todo, es mi ambición ante todo, mis ganas, mi fuerza, cosas con las que no vas acorde, por que a mi no me lo han puesto tan fácil, pero sé lo que es tener un ejército en frente y ajustarse el escudo al cuerpo.

viernes, 4 de abril de 2014

Not today

Sentía que no podía más, había pedido que no la rompieran, y volvieron a hacerlo. No sabía cómo enfrentarse a ese sentimiento de devastación que lo inundaba todo. Después de 3 años, lo había olvidado y volvió, con promesas sin fundamento, café de 10 minutos y noches demasiado largas. La hizo sentir bien, durante unos momentos, unos instantes, porque la sensación de ir a la velocidad de la luz no está mal, un rato. Luego paras y te encuentras de frente con la realidad. Y lloras sin querer llorar, sientes queriendo ser hielo, y gritas, pero por dentro. Ahora tocaba levantarse, darse impulso, más fuerte, contundente. Sabía que esta historia sería la última de este tipo, que no volvería a dejar que comprarse un vestido bonito dependiera de nadie más que le gustara a ella, que le gustara a rabiar cómo le quedaba ese vestido.
Porque nadie se merece que le usen y le tiren, que le destrocen a placer...
Llegó el momento de empezar la cuenta atrás, de preparar, de poner una meta, e ir a por ella, ir a saco. Y el resto

jueves, 3 de abril de 2014

Little by little

Cuando una persona va a 200 Km/h es por que tiene prisa, y mucha. No quiere pararse a pensar, a tomar un café tranquilamente, charlando, una hora, dos, porque pararse significa darse cuenta de lo que hay, supone escuchar al otro y aprender su historia, contar sus lunares incluso analizar su perfume. Pero alguna vez en la vida tienes que aflojar, o llegará el momento de colisionar.
Y yo, justo ahora, en este justo momento, me doy cuenta de que quiero ir despacio, de que las prisas no son buenas, no conducen a nada más que a colisionar, a meterte la ostia de tu vida y quedarte hecho polvo. Y estoy lo suficientemente devastada como para asegurar que no quiero volver a correr, que prefiero llegar, a no hacerlo.


miércoles, 2 de abril de 2014

Demasiados

¿Quién dijo que los juegos son para los niños? ¿Que jugar se acababa con la adolescencia? Te falta mundo y gente por conocer, lumbreras. Muchos seguimos siendo el juego favorito de otros, de personas que no dejaron atrás su infancia, que no maduraron, que no saben lo que es sentirse devastado por las acciones de otro. Te faltan hijos de puta por conocer, y muchos.


martes, 1 de abril de 2014

Los finales, para los túneles.

Ese preciso segundo en el que ves la luz. Tras arrastrarte semanas, incluso meses, te das cuenta. Nadie muere de amor, aunque joder cómo duele. Hay y habrá siempre personas por las que crees sentir más de lo que sientes realmente, personas que al final merecerán ver en ti el lado más salvaje del Polo Norte. Hay otras que se fueron, se marcharon en un preciso momento y lo supiste entonces y lo sabes ahora. Personas con las que intentas dar un paso al frente y retroceden cuatro, otras en las que puedes confiar sin apenas conocerlas. Otras que van y vienen, queriendo quedarse sin querer, permaneciendo tras bastidores, sabiendo que ahí están, en algún lugar, y que aparecerán cuando el guión, que por supuesto desconozco, lo diga...Y ya sé lo que me dirás, ¿no sabías ya todo esto? Pues no, no tenía ni puta idea.